30 nov 2009

Copas nocturnas


Se sirvió una copa de vino barato a eso de las once. Por una extraña razón le hacía sentir que eso la ayudaba a escribir fluida y apasionadamente en la comodidad del silencio. Se rehusaba a aceptar que lo único que hacía era sumergirla dentro de su frustración de no tener al único hombre que decía haber amado.

Sacó la máquina de escribir heredada de su abuelo. Tenía la absurda superstición de que nada bueno podía resultar de la escritura de un artefacto tan banal como un computador. Se aferraba al pasado, a lo estrictamente clásico. Si hubiera podido tocar piano y vestir un corsé medieval mientras escribía lo hubiera hecho. Sentía que tenía que transportarse al pasado para que algo bueno resultara de aquella inspiración prefabricada.

Media botella después había escrito otra versión más de su cuento de amor imposible que no llegaba a más de tres páginas. Pasaba tanto tiempo soñando con escribir un libro y firmarle dedicatorias a sus miles de fanáticos, que se olvidaba del cómo materializar ese sueño. Quizás nunca lo sabría.

Aún así no desmayaba. Tras un suspiro cada vez más usual y menos sentido recopilaba sus tres páginas de amor no correspondido, las guardaba en una carpeta, y se iba a la cama convencida en que mañana, luego de comprar otro vino, lograría comenzar su libro cuyo tema no tenía.

19 nov 2009

Hoy

Hoy descubrí cómo la rutina le absorbe por completo el sentido de humanidad a quienes antes tenían mucho que dar. Entendí que la escala de prioridades de quienes recibimos exactamente la misma formación puede ser tan incompatible como el aceite y el vinagre. Comprendí que pierdo mi tiempo juzgándolos, porque nada soluciona.

Hoy vengo de una misa, un lugar al que tenía mucho tiempo sin frecuentar. Con toda la honestidad del mundo no me importa la decadencia de la religiosidad de las personas, lo que me importa es la falta de conciencia sobre la necesidad del otro.

Hoy no entiendo pero ni un poquito ese dogma cristiano de dar incondicional sin esperar nada a cambio, porque no es justo que el que entrega su alma al otro se quede tan solo en tiempos de adversidad.

Hoy comienzo a notar que el hombre ya no tiene tiempo para ser hombre, está muy ocupado....
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